lunes, 16 de julio de 2007

El pesado legado

Durante la adolescencia, los proyectos que se desean para el futuro suelen ser tan volátiles e inestables como una pompa de jabón en el aire, y el celebérrimo actor, cantante o futbolista de moda que sale en la tele se convierte en la meta a conseguir de muchos chavales jóvenes. Lógicamente, otros desean convertirse en cosas más alcanzables y sueñan con ser abogados, periodistas, diseñadores, etc. Pero más allá de que estos deseos puedan ser considerados como una quijotada o factibles de realizar, está el hecho de que en ocasiones la actitud egoísta e influyente que algunos padres muestran hacia sus hijos, hace que el futuro oficio de estos no dependa de ellos, sino de sus progenitores. Y que es a lo que voy: pues en muchos casos se les espera impacientes a que acaben su último curso de carrera para que se encarguen del negocio familiar, quieran o no; o se encuentran envueltos dentro de una historia ancestral donde tres generaciones anteriores a él fueron médicos y si no estudian esa carrera, les destrozarán el corazón a papá; o también puede ser que sus padres –nada previsores-, trajeron nueve hijos al mundo y como él es el mayor y hay mucha boca en casa que alimentar, se ven obligados a trabajar de lo primero que encuentren, en oficios que igual detestan, y se quedan sin estudios. Desgraciadamente, son muchos los jóvenes que sufren de estas obligaciones o legados familiares que les apartan de un plumazo de toda oportunidad para poderse realizar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me encantan tus reflexiones. quizas me hayan llegado mas hondo x el momento q estoy pasando. pero es todo tan cierto..
besos y suerte desde argentina :)

Angeles y Flores dijo...

Soy madre y como no... casí caigo en la trampa de tener que decirle a mi hijo el camino a seguir. Hoy me siento feliz de haberle dejado seguir su camino, que al fin y al cabo es suyo.Como siempre genial Jon!!Auroraino

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