viernes, 26 de octubre de 2007

Los buenos modale se pagan

Sabemos que cada uno tiene su propia personalidad y no vamos ahora desde aquí a cambiar la de nadie porque no somos quienes para hacerlo, pero me deja muchas veces sorprendido el cambio de talante que muestran algunos médicos de la S. Social con sus pacientes dependiendo de si estos les visitan como enfermos a sus consultas públicas, donde trabajan como funcionarios, o si van a las otras que tienen algunos y que son privadas. En las privadas, se muestran siempre más afables con el paciente, ofrecen su mano extendida para que esta sea estrechada, te hablan en cristiano para que entiendas lo que te pasa y todo son ventajas. Y en las consultas públicas, ambulatorio u hospitales: malas caras, explicaciones griego-latinas de tu problema, y que pase el siguiente, que tú de eso no te mueres, creo; así te tratan. Me da mucha rabia pensar que hay que gastar dinero para ser tratado con amabilidad, pero suele ser así. Por supuesto, siempre hay dentro de la S. Social ese médico de familia o especialista que no lo cambiarías por nada. Pero esto suele ocurre más bien poco, ya que por lo visto en la medicina pública los buenos modales se pagan.

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