Los asuntos de la Iglesia empiezan a parecerse a esos cuentos improvisados e inventados que contamos a nuestros hijos pequeños cuando les metemos en la cama para dormir y que varían de argumento dependiendo del día que hemos tenido. El número dos del Vaticano, Gianfranco Girotti, ha anunciado que se van a sumar nuevos pecados, como son el de la manipulación genética, el daño medioambiental o el consumo de drogas, a la lista de los pecados capitales que ya existen. Cuando todavía hace poquísimo tiempo de que la Iglesia abolió el Limbo y de que el Papa dijo que dentro del infierno había tanta gente que igual hasta tendremos que pagar para poder entrar, van ahora y se inventan esta nueva historia de pecados divinos al más puro estilo Moisés. Y todo porque la curia se acaba de dar cuenta de que sus confesionarios se han vaciado en un 60%, lo que les lleva a pensar que hay mucho pecado sin “contabilizar”. Desde luego, están liando tanto la madeja Bíblica que si Dante y Miguel Ángel levantaran la cabeza ya no sabrían los pobres ni cómo describir en sus obras el cielo y el infierno.
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