La ironía es una cualidad que persigue al ser humano y que, quiera o no quiera, al final siempre termina alcanzándole. Durante la semana pasada ocurrieron dos sucesos completamente antagónicos que lo demuestra. Por un lado, la Nasa culminó con éxito el aterrizaje en Marte de la sonda espacial Phoenix, que tiene como misión principal estudiar la hidrogeología de este planeta para saber si hace millones de años hubo en él algún tipo de vida. Y por el otro, la Fundación Nacional del Indio de Brasil (FUNAI) acaba de hacer pública la noticia de que ha encontrado en la selva Amazonas una nueva tribu de indígenas aislados sin civilizar. La tribu de los ‘indígenas invisibles’, que así los llaman, se suma ahora a la de los ‘Korubo’, los ‘Nukak’, los ‘Akuntsu’ y a las otras casi cien tribus que han sido descubiertas por todo el mundo de manera fortuita en los últimos veinte años. Lo cual está muy bien, pero yo me pregunto, ¿si casi no somos capaces de encontrar vida en la tierra, cómo lo vamos a hacer en el planeta rojo?
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