El Congreso de los Diputados quiere llamar a los principales representantes de la banca para saber qué pasa. Durante el último año ha decrecido la concesión de préstamos a familias en un 95 % y a empresas en un 58%. La inyección de más de 13.000 millones de euros que el Gobierno ha realizado en bancos y cajas de ahorros, mediante subastas de capital de activos del Tesoro, sólo ha servido para que estas entidades saneen sus cuentas y no para que fluya el préstamo, como era el objetivo. El Estado debe intervenir enseguida. Y más cuando se escuchan incongruencias por parte de algunos financieros, como que no se dan préstamos porque nadie los pide. El Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández, muy amigo de sus amigos, da la razón a la actuación de los banqueros diciendo que éstos «sólo tienen la obligación de dar préstamos a clientes solventes.» A la porra los clientes emprendedores, los necesitados con avales o los que se retrasan en sus pagos. Sólo quieren solventes. Quizá los pequeños inversores, que siempre fuimos más amigos de la gente llana y de las pymes que de la banca, deberíamos retirar nuestros ahorros de los bancos para que sepan cómo se vive sin dinero.
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