Aunque se intenta llevar de una forma coherente y ordenada, lo cierto es que todo lo concerniente a la vacunación de la gripe A está resultando ser un tanto caótico. En la reunión que han mantenido los consejeros autonómicos y la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, se ha acordado seguir el protocolo habitual y vacunar a los mismos grupos de riesgo que tiene la gripe estacional (enfermos crónicos, embarazadas, personal sanitario y servicios de protección ciudadana). Asoma la duda de si esta decisión se ha tomado porque es la correcta para abordar el problema o si se ha hecho porque estamos en crisis, ya que una vacunación masiva tendría un coste desmesurado para las arcas del estado. Quizá para que nadie piense que ha sido por la crisis, la ministra ya se adelantado a decir que «España contará con una reserva de vacunas para vacunar hasta el 60% de la población.» A lo que cabe preguntar de qué sirve una vacuna que se encuentra en una nevera y no inyectada en un brazo. Para marear aún más la perdiz y poner nervioso al que no lo estaba, la directora de la OMS, Margaret Chan, sigue advirtiendo sobre los posibles efectos adversos que pueda tener la vacuna, debido a la celeridad con que está siendo creada. Por lo general el invierno nos llega siempre con frío, pero éste parece que va a ser diferente, ya que nos llegará también con miedo.
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