miércoles, 4 de marzo de 2015

Tsipras

Se puede engañar a unos pocos durante mucho tiempo o a muchos durante poco tiempo, pero nunca podrás engañar a muchos por mucho tiempo. El presidente heleno, Alexis Tsipras, seguramente es conocedor de este consejo pero aun así quiso presentarse a las elecciones presidenciales ofreciendo a los ciudadanos un programa cargado de fantasías y dádivas que nunca llegará a cumplir. Después de un par de semanas de periplos entre los distintos países de la UE, intentando hacer ‘amigos’, se ha despertado en una realidad que no le gusta: la que le dice ‘Nein’ a todo lo que tenía pensado hacer. -Porque es inviable-. Y claro, como radical izquierdista que es, ha querido mirar hacia su derecha y se ha fijado en Mariano Rajoy, cargando las tintas contra él y haciéndole responsable de todas sus frustraciones. En cierto modo, me resulta gratificante que Tsipras le vea a Rajoy como a su fustigador, como a la persona que le ha impedido construir  el país de fábula que tenía pensado crear a costa de terceros. Y digo esto porque Rajoy, sin quererlo, enfrentándose a Tsipras, se acaba de convertir en esclavo de sus propias promesas y, en un futuro, difícilmente podrá ya soslayarlas.

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