El titular de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, parece nuevo. Pretende que los 15 millones de españoles que tenemos teléfonos móviles con tarjeta de prepago demos nuestros datos personales a las compañías de teléfono para que éstas hagan un registro y así desaparezcan los números anónimos; de esta forma piensa que se podrá combatir mejor el terrorismo y el crimen organizado. Yo le preguntaría al señor Rubalcaba si sabe cuántos teléfonos móviles se pierden o roban al año. Por si no lo sabe, yo se lo digo: en el año 2008 fueron 182.000. Y desde todos ellos se pudieron haber cometido delitos sin que el dueño se enterase. Identificarse, a veces, sólo sirve para que te responsabilicen de fechorías que no has cometido: Esta semana he visto en el programa de Ana Rosa a una joven que decía que una mafia organizada le habían robado su DNI y lo había usado para dos casamientos. Pues bien, a pesar de que había puesto la correspondiente denuncia, la policía le acusa de dos delitos de matrimonio ilegal y de un delito de bigamia. Por lo visto, si la maldad lleva tu nombre, tú te la cargas. ¿Esto es lo que quiere Rubalcaba?
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