El derecho al pataleo y a la provocación es lo que único que
nos queda después de comprobar que el ministro de Exteriores en funciones,
García Margallo, apenas ha abierto la boca para quejarse de la visita que ha
hecho James Cámeron a Gibraltar para hacer campaña electoral. Por eso encuentro
acertado que el grupo Vox haya reaccionado a este agravio colocando una bandera
española, de 18x11 metros, en el lado norte del Peñón durante 20 minutos. «Gibraltar,
español». Lo malo que tiene este tipo de exaltaciones patrióticas es que
incitan al efecto llamada. Y no sería de extrañar que algún marroquí se le haya
encendido la bombilla y que quiera hacer lo mismo en nuestro territorio. Como
ya ocurrió en 2012 en el Peñón de Vélez de la Gomera, ¿lo recuerdan? Lugar en
el que se repitió esta misma escena pero con activistas marroquíes enarbolando
su bandera y pidiendo la liberación de Ceuta y Melilla. Aunque estos sucesos,
afortunadamente, se quedan en fiebre de un solo día, no por ello están ausentes
de cierta peligrosidad. Cuidado.
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