Si hay algo peor que tener que ir a unas
terceras elecciones, es que se forme un Gobierno que salga fallido que obligue finalmente a ir a unas terceras elecciones. Un escenario que bien podría
ocurrir. La suma de los «noes» contra la investidura de Mariano Rajoy sigue
dando el mismo resultado que hace un par de semanas: 180 escaños. Los partidos
permanecen apáticos, a excepción de
Ciudadanos y Coalición Canaria que «se dejan querer» por el PP, aunque
poco. Tan sólo le han ofrecido su abstención. Y el PSOE sigue con su
recalcitrante «no, es no» –pura estrategia para sacar más que nadie por su
total o parcial abstención–. Pero como decía al principio, si Rajoy se presenta
a la investidura solamente con sus 137 diputados y sale de presidente, por
mucha abstención que haya, su recorrido será más bien corto. Para cada nueva
ley que quiera aprobar en el Congreso necesitará del apoyo de un par de
partidos de la oposición. Un imposible. Es preferible tener un Gobierno en
funciones que uno mendicante. Rajoy debe gobernar de manera holgada o, de lo
contrario, no hacerlo. Si no es capaz de sumar 30 o 40 «síes» a los que ya
tiene, debe convocar nuevas elecciones.
La Razón / English____________
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