Por mucho que leo sobre las competencias del Senado no acabo de ver para qué sirve esta institución. Hasta los profanos en leyes nos damos cuenta de que ambas Cámaras -la alta y la baja- se pisan las tareas entre ellas. La duplicidad que existe es evidente, por lo que el Senado se ha convertido en un oropel del Estado, un capricho que le cuesta al contribuyente 55 millones de euros al año. Mientras que los legisladores nos están limitando el gasto público a lo estrictamente necesario y señalan a la crisis como único responsable de nuestras penas, ellos dilapidan el dinero en fruslerías: en mayo -según publicación del BOE- el Senado se gastó 895.620 euros en renovar ordenadores y, hace nada, 417.000 euros en un cuadro de Hernán Cortés. Por no hablar de los traductores simultáneos, que la broma cuesta 12.000 euros por sesión. Visto lo visto, no resulta extraño ver la irritación de la gente cuando congelan sus salarios o comprueban que han cerrado sus ambulatorios.
http://www.estrelladigital.es/cartas/sirve-Senado-politica_0_1083491761.html
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