Me encuentro confundido ante los dimes y diretes que constantemente se producen entre el gobierno de España y el de Venezuela. Mientras uno carga el otro y ya se encuentra apuntando para disparar y no acabo de entender muy bien por qué. La llamada a consultas del embajador español en Caracas sólo sirve para rizar más el rizo de las discrepancias que existen entre ambos países. Un rizo que da visos de convertirse en un bucle del que no se va a poder salir. Observo tanta teatralidad en estos rifirrafes, que da la impresión de que las continuas ofensas que Nicolás Maduro hace a nuestro país y las reiteradas incursiones que el gobierno de España ejerce sobre la política de Venezuela son en realidad un espectáculo circense concertado para solapar los graves problemas de crisis y de corrupción que afecta ambos países. De manera desigual, eso sí, pero es año de elecciones y toca distraer. «Pan y circo», como decía Juvenal.
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2 comentarios:
Amigo, soy de Venezuela y estoy totalmente de acuerdo contigo. El gobierno de este país vive de teatralidades.
Ya sabe usted que las dictaduras han de buscar siempre enemigos en el exterior para tapar los despropósitos de sus políticas internas. Buena reflexión y lo más interesante: amena y bien tirada. Un abrazo.
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