«Hemos ganado, aunque no sabemos quiénes», solía decir con
sarcasmo Pío Cabanillas (UCD) después de unas elecciones. Y una vez conocidos
los resultados del 24M, no se me ocurre una expresión mejor para describir la situación
política actual. España se viste de cuatro colores que no sé si se van a poder
combinar. Si el bipartidismo era malo, el multipartidismo no parece que vaya a
ser mejor. En teoría parece que Podemos será la llave para las coaliciones de
izquierda y que Ciudadanos brindará su apoyo al PP allí donde lo necesite. Y
aquí paz y después gloria. Pero eso en teoría. Porque en la práctica no estoy
seguro de que esto vaya a suceder. Los partidos emergentes -verdaderos
ganadores- han llegado donde están gracias a unos votos que provienen del
pataleo y de la desafección. De ciudadanos que exigen verdaderos cambios, no
parches. Y ni el PSOE ni el PP van a permitir una desmesurada transformación
del sistema político actual. Este problema lo están viviendo ahora en
Andalucía. Veremos si no se extiende.
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