No es de recibo que Pablo Iglesias, el líder de Podemos, haya
acudido a las dos comparecencias que tuvo hace poco con el Rey vestido con unos
vaqueros y una camisa remangada y a la Gala
de los Goya se haya presentado de esmoquin, como si uno de los premios se lo fueran
a dar a él. Es cierto que el hábito no
hace al monje, pero ayuda a saber que lo es. Pablo Iglesias debería vestir correctamente
cuando procede. Como es: ir al Congreso de los Diputados, acudir a ver al Jefe
del Estado… Alguno pensará que eso de la vestimenta es peccata minuta y que cada uno puede vestirse como quiera. Aunque
dudo mucho que quien lo dice fuera de chándal el día que le entrevistaron en su
trabajo o el de su boda. Empieza a crear cierto hartazgo esa obsesión casi
enfermiza que tiene por despuntar. Para conseguirlo, hace de todo un
espectáculo. Quizá debería dedicarse a él.
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