La visita de Obama a
Cuba para limar asperezas y normalizar las relaciones con este país llega
tarde, en la recta final de su mandato. Ha perdido ocho años en los que podía
haber ayudado a democratizarlo y haber levantado el embargo comercial que les
asfixia. A pocos meses de que diga «adiós» a la casa Blanca, su visita a la
isla caribeña más bien parece creada como broche a su carrera. A los Castro,
tras más de medio siglo de dictadura, se les ha dado todo tipo de justificaciones con los que
han podido lobotomizar a sus compatriotas haciéndoles creer que el enemigo es
todo aquél que vive al otro lado de sus fronteras. Tenemos que reconocer con
vergüenza que a los cubanos les hemos dejado solos. Nos va a costar mucho ganarnos
su confianza. Después vendrá la democracia.
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