Escaño arriba o abajo, me da la impresión de que en las
próximas elecciones generales el quesito electoral va a quedar repartido más o
menos igual. No digo esto por ser un agorero, sino porque observo que la gente
esté empecinada con la idea de que el cambio ha de venir de los demás. No
percibo autocríticas, sólo dedos acusadores y así vamos mal. Los llamados a
votar -lo doy por hecho- tenemos esta vez el doble de responsabilidad. No
podemos dejarnos convencer con demagogias. Debemos mirar nuestras carencias y
decantarnos por quien esté realmente capacitado para solventarlas. Y no todos
los partidos lo están. Durante los últimos cuatro meses hemos podido observar
el comportamiento de cada grupo parlamentario. ¿El partido al que voté el 20-D
lo ha hecho bien? Esta es la pregunta que usted debe hacerse. Yo, sinceramente, creo que el
mío lo podría haber hecho mejor. El mío y alguno más. Porque de no ser así, no
tendríamos que acudir de nuevo a unos comicios. Reflexionemos y actuemos en
consecuencia. No traicionaría usted a nadie si vota a un partido distinto a
aquel del que es afín. Si cree que es lo mejor para España, hágalo.
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1 comentario:
Correctísimo. Yo voté a Podemos pero no me gusta cómo se han descafeinado en la postcampaña electoral. Con lo cual, votaré a IU.
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