Cuando la opinión de alguien me genera dudas, pienso en ese
refrán que dice: «hasta un reloj parado tiene razón dos veces al día» y hago un
esfuerzo por intentar comprenderle aunque no siempre lo consigo. Esto me está sucediendo
ahora con el líder socialista catalán Miguel Izeta, por su extraño
comportamiento con lo que está pasando en el ayuntamiento de Badalona. La
semana pasada el señor Izeta sugirió una moción de censura para desbancar a Dolors
Sabater, la alcaldesa de Guanyem Badalona en Comú, cuya máxima aspiración
parece ser que es la de saltarse todas las leyes judiciales y reglas
constitucionales que pueda. Pues bien, esta semana el líder del PP catalán, Xavier Albiol, le ha ofrecido los 10 escaños
que tiene en dicho municipio para poder hacer la moción de censura que quiere Izeta, sin pedir «quid
pro quo» y dejando, además, que sea el PSC quien lo gobierne. Izeta dice que «no
los quiere». Que prefiere que gobiernen los antisistema desnortados que están ahora
antes de recibir su apoyo. Y esta postura, por mucho que pienso, no la
entiendo. El odio personal que tiene Izeta hacia todo lo que tiene que ver con
el partido de la gaviota le está llevando a la frenopatía. Y, por desgracia,
este desvarío lo estamos pagando todos, socialistas y no socialistas. Debería
hacérselo mirar.
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