El resultado de la primera vuelta de las elecciones
francesas me ha dejado francamente preocupado. Los populistas de izquierda y de
derecha juntos han sacado más del 40% de los votos. Los socialistas están en
caída libre, a un paso de desaparecer del espectro político, ya que solo han podido
obtener el 7% de las papeletas. Los republicanos han podido salvar los muebles,
con el 20% de los votos, pero con este resultado
no podrán pasar a la segunda vuelta. Así las cosas, todo indica que Francia se
ha dejado contagiar por el «totum revolutum» político que se vive a nivel
mundial. La corrupción, el terrorismo y la xenofobia se han visto reflejados
una vez más en las urnas. El próximo 7 de mayo Le Pen y Macron lucharán por la
presidencia de Francia en la segunda vuelta. Los europeístas de pro tenemos la esperanza
de que gane el centrista Macron, para que las relaciones entre Francia y la UE
sigan como hasta ahora. Pero si es la ultraderechista Le Pen la que se hace con
la victoria, la cosa cambia. Ya que a Le Pen le seduce la idea del «Frexit». Y
si este escenario se produce, ya se pueden olvidar del euro, de la zona
Schengen o del mercado único. La salida de Francia de la UE supondría un choque
de consecuencias desastrosas para ambos. Sería imposible de soportar.
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