Creo que hablo en plural cuando digo que ha sido una
sorpresa la cantidad de prebendas que el PNV le ha sacado al PP a cambio de su apoyo
para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. En resumidas
cuentas, los ‘jeltzales’ han conseguido arañar a Rajoy una rebaja del Cupo de
540 millones al año, una inversión de 3.380 millones para poder culminar el
proyecto ferroviario de la 'Y' vasca y mayores competencias para la Ertzaintza;
además de otras pormenorizadas demandas, como una reducción en la tarifa
eléctrica para las industrias vascas y más ayudas para el desempleo. Esta
retahíla de dádivas que Rajoy ha entregado al Gobierno vasco ha dejado a mucha
gente enojada. ¿Pero qué otra cosa podía hacer? Por un lado, Rajoy tenía a
Ciudadanos coaccionándole para que no negociara con el PNV ni un ápice sobre política
penitenciaria o sobre el acercamiento de presos de ETA, que era los peneuvistas
realmente querían. Y por el otro, el presidente del Gobierno se enfrentaba en
el Congreso a nada menos que a siete enmiendas a la totalidad que iban a tumbar
los presupuestos que presentaba –con 170 escaños que tenía, no los sacaba–. Es
cierto que los peneuvistas siempre han sido muy avispados, pero no hubieran
sacado ni la mitad si el PSOE, por ejemplo, hubiera colaborado en la
elaboración de los presupuestos. Ahora de nada sirve llorar.
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