miércoles, 31 de enero de 2018

Rajoy, yo sí te creo



He decidido que a partir de ahora le voy a defender a Mariano Rajoy. Tenga o no tenga razón. Que ¿por qué? Porque según una encuesta realizada por JGR –corresponde a mis iniciales– el 98% de los columnistas le ponen a caldo hasta por coger un catarro. El 2% restante lo hacen por no haberlo cogido. Y eso no está bien. Yo no digo que llore el niño Jesús cuando lo hacen, pero tampoco le veo que sonría. Y ya se sabe que los que no muestran sus sentimientos, algo les pasa. Bueno, empecemos. Hace tiempo que conozco a Mariano Rajoy. Nuestra relación es muy estrecha: el plasma donde le veo está a metro y medio. Una vez le vote. Me fui a la mesa electoral, cogí una papeleta del PSOE y, como su nombre no estaba entre los candidatos, lo escribí a boli. Gracias a mí, gano. Por los pelos. Es indudable que Rajoy ha hecho muchas cosas buenas por la gente de este país. A mi abuelo le acaban de subir dos euros la pensión. Y mi hermano acaba de encontrar un curro genial de 10 horas al día por 400 euros. Está que no mea. Mi abuela dice que vaya al médico a mirarse la próstata, pero yo creo que es debido a la felicidad que siente. Rajoy es increíble. A veces, cuando le veo hacer footing, me da la impresión de que va a descubrir otro continente. En fin, ¡no sé qué haríamos sin él! ¿Estar mejor?... Tal vez.
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