La oposición en política consiste en decir «no» cuando tu
adversario dice «si» o viceversa. No importa si tiene razón. Los responsables
de cada partido parecen tener apuntado en sus cuadernos «opinar lo contrario
que mi oponente» y lo hacen rigurosamente bien. Un cuarto de hora antes de que
se celebrara la reunión entre los principales partidos del Congreso, para
reducir el coste electoral, todos los portavoces anunciaron a través de
distintos medios que se iba a alcanzar un acuerdo sí o sí. Y efectivamente
cumplieron con su palabra: todos se pusieron de acuerdo en decir que fue
imposible llegar a un acuerdo. Sobre la mesa solo tenían tres puntos a debatir:
imponer un techo de gasto para cada partido, hacer un mailing conjunto y eliminar la publicidad exterior. Todo ello con
idea de reducir un 30 ó 40% la cifra de 160 millones, que es el coste de la
próxima campaña electoral. Pero ninguno de los puntos a debatir consiguió el quórum suficiente. Por lo que seguimos
igual. Eso sí, terminada la reunión, todos los portavoces han prometido fuera
lo que no han querido firmar dentro, que van a ser más austeros. ¿Ustedes se lo
creen?
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