El triunfo del PNV en Euskadi y del PP en Galicia nos demuestra
que las urnas siempre son generosas con los partidos que saben gobernar. Es
indiscutible la buena gestión que ambas formaciones han realizado en sus
respectivas autonomías. Los peneuvistas han apostado durante toda su
legislatura por las políticas sociales con excelentes resultados. La Sanidad,
la Educación y la Protección social en Euskadi son de notable. Y esto no lo
digo yo, lo dice el resto de autonomías. Otra de las cosas que le ha hecho
sumar votos al PNV es la vuelta a la moderación. Lejos de apostar por aventuras
rupturistas, la formación «jeltzale» se mantiene en la defensa del autogobierno
pero descartando cualquier vía unilateral que signifique saltarse la legalidad.
Con este discurso más sensato ha podido recuperar el voto de muchos vascos. En
el escenario gallego, tenemos al popular
Alberto Núñez Feijoo, que ha obtenido 41 escaños. Tres por encima de la mayoría
absoluta. A pesar de la recesión y de la crisis, con su política de austeridad,
Feijóo ha conseguido cuadrar las cuentas y respetar el déficit público. También
ha logrado que sectores productivos que estaban estancados, como el naval, el
de automoción o el de pizarra hayan vuelto a arrancar. Pero quedan cosas por
hacer. Feijóo necesita bajar con urgencia la tasa de paro, situada en el 17%, y
acabar la mejora de la red hospitalaria gallega.
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